A solas con la "Espon"

Durante estos 11 años de enfermedad, lo he probado casi todo en un vano intento por combatirla: homeopatía, medicina convencional, dieta sin almidón, fisioterapia, yoga, natación...

Qué implica mi enfermedad para mí...

Si algo me ha quedado claro de mi enfermedad, y probablemente los reumatólogos me lo rebatan porque ellos estudian en los libros pero no sienten un cuerpo espondilítico todos los días de su vida, es lo siguiente:

  • La enfermedad es caprichosa: alterna fases agudas de duración variable, en las que muestra toda su capacidad para hacerte la vida cuesta arriba, con fases asintomáticas e inactivas, y fases crónicas, las más, en las que aparentemente no hay actividad pero el dolor y la rigidez son una constante.
  • Aún siendo una enfermedad caprichosa y no atendiendo a patrón alguno, sí tengo comprobada la asociación entre estrés/ansiedad y fase aguda.
  • Sé positivamente que la alimentación me influye: comer hidratos de carbono en exceso hace que la fase crónica sea eso, crónica. No quiero decir que el consumo de hidratos de carbono desencadene la enfermedad o detone una fase aguda, pero sí que propician el malestar en la fase crónica. 
  • Mi anemia es consecuencia de la enfermedad. No sé cómo actúa exactamente en lo que a mis glóbulos rojos se refiere, pero sé que afecta a su destrucción o a su síntesis. No son sólo los medicamentos, es la propia enfermedad la que provoca alteraciones.
  • Mi arrítmia cardiaca es consecuencia de la enfermedad
  • No puedo someterme a terapias hormonales porque la enfermedad se exacerba. No sé cómo voy a pasar la menopausia pero me temo lo peor. Tampoco sé por qué, pero sé que es un hecho.
  • Las afecciones de mi piel están relacionadas con mi enfermedad. No son patologías diferentes: afecciones de la piel y artritis tienen una raíz común y no hablo de psoriasis sino de cosas a las que ningún médico sabe poner nombre.
  • La elección de las articulaciones que ataca mi enfermedad sigue un patrón sin patrón aparente pero no es tan arbitraria como parece: mi espondiloartropatía la "toma" con las articulaciones que, llegado el caso, podrían ser prescindibles (los dedos centrales de los pies, el meñique y el anular de la mano izquierda respetando el hecho de que soy diestra). 
  • La meditación, la relajación, los spas, masajes, el silencio y la tranquilidad actúan muy positivamente en el desarrollo de mi enfermedad.


Una visión "holística" de la enfermedad...

Tengo la firme convicción de que las enfermedades autoinmunes, y dentro de éstas en concreto las inflamatorias, deberían abordarse desde el punto de vista de la psiconeuroinmunología. Y vuelvo a los chinos: para ellos no hay separación entre cuerpo, mente y emociones; funcionamos como un todo y la enfermedad la entienden como un desequilibrio global que puede curarse restableciendo el equilibrio perdido. 

No obstante mi admiración por la medicina china, o más bien por el conjunto de sabidurías chinas que tratan la salud, la forma física,y el equilibrio emocional del ser humano como un todo, mi mente occidental y racional me impide creer en lo que no se puede probar o yo no puedo experimentar. Por tanto no puedo defender la existencia de los chakras ni de los meridianos ni de los 5 elementos o el yin y el yan. Para mí todos estos conceptos son hermosas metáforas que tratan de explicar y agrupar causas y efectos de todas las dolencias que podemos padecer. No creo en ellos pero tampoco los desprestigio porque sirven para guiar con palabras en un diagnóstico y un tratamiento basados en miles de años de ensayos y error de unos seres humanos que nos precedieron en China. Respeto sus interpretaciones porque no por usar una metodología diferente a la que utiliza la investigación médica occidental puedo considerar falsos sus resultados. Si funciona, ¿qué más da que hablemos de chakra que de sistema inmunitario? Ambas cosas son intangibles para nosotros.



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