Cómo aprovechar los nutrientes de la chía

La chía produce mucílago como estrategia para dispersarse mejor y poder colonizar suelos lo más lejanos posibles a su lugar de origen en pos de una mayor variabilidad genética futura al cruzarse con otros individuos de su misma especie pero con estirpes distintas. La variabilidad genética es perseguida por el ADN para aumentar las probabilidades de supervivencia de su descendencia y por tanto su perpetuidad.

Efectivamente, el mucílago de chía, un polisacárido vulgarmente conocido como "fibra soluble", facilita el tránsito intestinal a la vez que protege el contenido de la semilla de los ácidos del estómago. Por este motivo, el uso terapéutico principal de esta semilla milagro es el control del estreñimiento.

Como efecto colateral de este control, el mucílago de chía puede ayudar a perder peso al reducir la capacidad del intestino para absorber de los nutrientes de otros alimentos.

Lamentablemente el consumo de la semilla entera o de su mucílago, no tiene muchas más ventajas salvo las ya mencionadas:

  • Terapéuticamente: control del estreñimiento
  • Colateralmente: pérdida de peso
  • Y culinariamente: capacidad emulsionante y levemente aglutinante indicado para sustituir al gluten o al huevo en la elaboración de algunos platos

Por tanto, si quisiéramos aprovechar al máximo las propiedades nutricionales de la chía (consultar el apartado Qué es la chía), tendríamos que usar sus semillas en polvo.

Pulverizar la semilla de chía en casa con los medios disponibles habitualmente es complicado. Por este motivo yo recomiendo adquirirla ya preparada. No es fácil de encontrar y no voy a recomendar marcas, pero existe.

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